Oh fortuna, ho amor
Encarnada la desgracia
de un amor asesino,
la muerte se alimenta
del sentimiento que da vida.
¡Desdichado sentimiento
Si el mal destino lo atrae!
Las lágrimas son sangre
En un grito que la voz parte.
Quebrado el cielo
y sus ángeles bajando
a esparcir en las rosas
su aliento divino.
Divago mis palabras
y el alma se cautiva
bañándose en el elixir
de pétalos y espadas.
El caballero romántico
con su arma al cinto,
enamorado y vulnerable
a perder la elocuencia y su destino.
Si mi Julieta ya ha nacido
un romeo quiero ser mi querido amigo Mercutio,
con balas de diamante
hacer del amor mi nuevo rehén.
Escóndete tras otros nombres,
más tu rostro será el de siempre,
belleza inconfundible,
Luna eterna de ojos eternos.
Un Montesco o un Capuleto
eso ya da igual.
Huele a amor sangrante
en noche de dama herida
La muerte
acicala los rostros sombreados
y me da un arma para defenderme
de mi mismo.
El sol no volverá a salir jamás,
la pólvora del infortunio
ha hecho su parte en estas hojas
que con sangre tierna se han de firmar.
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